APRECIACIÓN PERSONAL

Desde comercios tradicionales como pastelerías y librerías, hasta tiendas de móviles y zapatos. La calle Sierpes recoge una gran variedad de comercios de todo tipo, tanto antiguos como nuevos; y una gran variedad de personas: mendigos, gente que va con prisas al trabajo, y gente que solo esta de paseo. Su atractivo no solo se basa en sus azulejos e historia, sino también en el conjunto de variedades de tiendas, estilos y nacionalidades que la forman.

Esta calle, al igual que todo, tiene épocas y es que en fechas navideñas pasa a tener una decoración exquisita, mientras que en verano se colocan tordos que protejan a las personas del ardiente sol de Sevilla. Con todo esto, es interesante destacar que las distintas tonalidades que le aportan los comercios a la calle, a simple vista parecen desentonar entre sí pero, cuando se compara con la vitalidad y armonía de Sevilla, todo encaja convirtiéndose así en un caos perfectamente ordenado.

Sin embargo, al igual que cuando la luz de la ciudad refleja en ella la calle parece salida de un libro, cuando llueve es digna de apreciación. A la luz de la noche, con todos los comercios cerrados, la Calle Sierpes parece encontrarse dormida, velando a la luna, puesto que ni con ni un alma entre sus calles pierde su encanto, es más, resulta hasta más atrayente por la soledad y luz propia que emana al reflejarse la oscuridad.

En esta calle tan cosmopolita, tenemos comercios muy distinguidos como El Primor, local de lotería, quiscos, tienda de dulces caseros, Burger King, Casa de las Carcasas, numerosas tiendas de zapatos e incluso comercios puramente turísticos. Es una explosión de diferentes locales los que se dan y crean la esencia de esta calle.